Con los cambios tan continuos que va teniendo el mercado, la presión de la competencia, clientes cada vez mejor informados y una sensación cada vez más común de falta de control sobre el futuro, las empresas tratan de mejorar continuamente.

Se buscan profesionales externos que nos ayuden a enfocarnos, a definir los objetivos y la estrategia. Se busca mejorar la formación del personal y los procesos, y para ello nos embarcamos en proyectos de desarrollo organizacional.

También se buscan soluciones desde el ámbito de la gestión de las personas, trabajando en el desarrollo de las competencias clave y en los modelos de liderazgo.

Se busca mejorar los sistemas de información, implantado herramientas de gestión tanto para los procesos transaccionales (ERP), como en la relación con los clientes (CRM), cuadros de mando (BI) o de procesos (BPM).

Todos estos pasos son convenientes y en mucho casos, necesarios. Sin embargo, es fundamental llevar a cabo un análisis global de la organización, con una visión amplia, con espíritu de reflexión y humildad para no dejarnos llevar por los cantos de sirenas.

En muchas ocasiones se pone el foco en implantar herramientas, formación procedimientos, y otros aspectos operativos y nos olvidamos de algo tan simple como la actitud, la disciplina y la constancia.

Hay empresas que se ponen en contacto conmigo y solicitan una propuesta para implantar el Cuadro de Mando Integral, o herramientas de control y seguimiento, planes de desarrollo, mejora de procesos o simplemente formación.

El problema es que en la auditoría previa para definir el alcance del proyecto y preparar una propuesta adecuada, suelen aparecer los temas clave que están limitando el desarrollo de la empresa, y que no suelen estar relacionados con lo que me están pidiendo.

Herramientas y personas

No tiene sentido desarrollar un CMI si el sistema de información apenas es capaz de proporcionar los datos necesarios para un correcto análisis de la situación que nos permita una adecuada toma de decisiones.

No tiene sentido un programa de mejora de procesos si el equipo directivo no es disciplinado, tiene poca motivación y siempre tiene excusas para no hacer lo que debería hacerse.

No tiene sentido hacer Coaching de Equipos si el líder no tiene claro hacia adonde va la organización, ni es capaz de aportar una Visión clara sobre la razón de ser de la compañía y sus objetivos.

Me sigue sorprendiendo la cantidad de proyectos que hay que parar antes de empezar, para establecer las prioridades de desarrollo de la organización con una mayor perspectiva.

La cuestión es que la mayoría de las veces el problema no es de la falta de herramientas, sino de las personas, tanto del líder, como del equipo directivo, como del resto del personal de la empresa.

Buscar la solución en las herramientas es una especie de huida hacia adelante, en lugar de afrontar problemas que son dolorosos de aceptar, porque muestran las debilidades y carencias de las personas con las que tenemos vínculos emocionales que nos impiden hacer lo que tenemos que hacer.

Al fin y al cabo, la disciplina no es otra cosa que hacer lo que teneros que hacer, aunque no nos apetezca. Y la disciplina es uno de los factores clave en el camino al éxito tanto de las personas como de las organizaciones.