A lo largo de este año, principalmente entre los meses de mayo y junio, hemos sido “víctimas” de una avalancha de mensajes sobre la puesta al día del Reglamento General de Protección de Datos.
El 25 de mayo de este año entraba en vigor el nuevo RGPD en sustitución de la antigua LOPD y de la LSSI. Me ha llamado mucho la atención cómo de estresante se ha vivido en muchas empresas.
Aunque no entra dentro de mis servicios, tras la consulta de algunos clientes, hice un estudio más profundo de los cambios que suponía esta puesta al día de la normativa y, dentro de mis conocimientos, he tenido la sensación de que el nuevo reglamento (RGPD) venía a simplificar las cosas para las empresas.
En realidad, la parte que se ha vuelto más exigente tiene mucho que ver con el consentimiento explícito para poder enviar comunicaciones a los clientes. Es dentro de esta área dónde considero que se han cometido más abusos, y entiendo que habría muchas empresas que hasta ahora se habían saltado el Reglamento y les preocupan las consecuencias de la aplicación del nuevo RGPD.
En general, soy de la opinión de que hay que tener un buen asesoramiento del tipo GD Legal en la empresa, sea del tamaño que sea. Incluso para profesionales independientes, el disponer de buenos asesores puede marcar la diferencia a la hora de abordar nuevos proyectos y de cumplir con la cada vez más compleja legislación vigente.
Las necesidades en torno al asesoramiento profesional se han ido ampliando en los últimos años, como consecuencia del aumento de la complejidad del mercado. Cada vez son más las empresas y profesionales que trabajan a diario con otros países.
Empresas que abren delegaciones en el extranjero, que importan productos, que tienen la producción deslocalizada, que subcontratan a profesionales de otros países, o que tienen a sus equipos desperdigaos por medio mundo, aprovechando las oportunidades de Internet y las nuevas tecnologías.
En el caso de los profesionales independientes ocurre algo parecido. Son muchas las ocasiones en las que nos demandan proyectos de formación o consultoría en otros países, principalmente de Latinoamérica. Conocer la legislación fiscal aplicable en cada caso es fundamental para redactar una propuesta adecuada que nos evite problemas en el futuro.
Incluso a nivel personal se han abierto necesidades de este tipo en los últimos años. Con la poca rentabilidad que ofrecen los productos financieros en la actualidad, son muchas las personas que han vuelto la mirada hacia la compra de inmuebles como inversión, ya sea para alquiler o como inversión a largo plazo. En estos casos la figura del abogado inmobiliario para particulares se hace imprescindible.
En estos años también han surgido oportunidades para participar en las subastas que las entidades bancarias han llevado a cabo para librarse de los inmuebles que acumulaban. Otra opción es comprar un solar para construir una vivienda y venderla.
Tanto los casos personales como la situación de empresas y profesionales, pone de manifiesto que disponer de un buen asesoramiento profesional en temas legales y de protección de datos nos aporta tranquilidad y seguridad.