Aprendizaje

Llevo un tiempo detectando patrones comunes alrededor de un tema que me llama la atención y me parece preocupante para el futuro de las empresas: 

“EL APRENDIZAJE PROFESIONAL”

Desde tiempos inmemoriales se ha valorado la figura del aprendiz como el camino más adecuado para adquirir conocimientos y experiencia. Siempre de la mano del maestro o mentor, las personas jóvenes se introducían en un oficio a través de un proceso progresivo de aprendizaje, que incluía teoría y, sobre todo, práctica.

De esta forma se iban alcanzando grados de conocimiento y experiencia, ascendiendo en la escalera en función del valor que aportabas dentro de tu gremio.

El aprendiz pasaba con el tiempo a convertirse en un profesional y posteriormente en maestro de otro aprendiz, en un proceso de mejora continua que mantenía los oficios abastecidos de buenos profesionales y en continua evolución para adaptarse a las nuevas necesidades del mercado.

Sin embargo, en los últimos años, parece que tenemos mucha prisa para todo y se echa de menos la paciencia necesaria para recorrer de forma adecuada el camino del aprendizaje y convertirse en buenos profesionales.

La mayoría de los jóvenes en edad de incorporarse al mercado de trabajo acumulan demasiada formación teórica y muy poca o ninguna experiencia en su campo.

Esto se convierte con facilidad en un círculo vicioso si no se establecen las herramientas adecuadas. Las empresas buscan personas con experiencia, pero la experiencia solo se adquiere en las empresas.

Aunque se han implementado múltiples programas para la inserción de los jóvenes en las empresas desde los centros de formación, ya sean profesionales o universitarios, parece que la figura del aprendiz se ha sustituido por la del becario, que aparece rodeada de connotaciones negativas.

Por una parte, muchas empresas se aprovechan de esta figura para cubrir puestos de trabajo de forma gratuita o con un coste muy bajo, produciéndose un efecto desmotivador en los jóvenes que no ven una salida profesional tras ese periodo de prácticas, ya que las empresas van rotando a los becarios sin plantearse, en la mayoría de los casos, incorporarlos a su plantilla.

Por otra parte, muchos jóvenes tratan de incorporarse al mercado sin experiencia, considerando que la cantidad de formación acumulada ya les hace válidos para los puestos de trabajo.

Uno de los puntos clave en este caso es la oferta desmesurada de formación posgrado. Se les vende a los jóvenes (y a sus padres, por supuesto) que llenar el CV de masters y cursos les va a facilitar un buen puesto de trabajo, pero no suele ser así.

AprendizajeSoy de la opinión de que la formación posgrado tiene mayor valor si se lleva a cabo tras un periodo de trabajo, porque es el puesto de trabajo el que aporta una nueva perspectiva a todo lo que se ha estudiado, permitiendo elegir esa formación adicional en función de las oportunidades que se presentan y de las necesidades del mercado en el que se encuentren.

A pesar de que los niveles de desempleo sigue siendo altos, en el mercado hay ciertos sectores con una gran dificultad para cubrir puestos de trabajo cualificados. Curiosamente, muchos de ellos son “gremios” en los que se ha perdido la figura del aprendiz de la que antes hablaba:

  • calzado 
  • fontaneros
  • electricistas
  • carpinteros
  • climatización

Aunque los jóvenes tengan a su disposición ciclos formativos específicos para estos sectores, parece que se ha perdido en parte la componente vocacional que permitía esa relación aprendiz-maestro. 

Quizá sea un buen momento para inculcar en la sociedad de nuevo este paradigma y dejar de obsesionar a los jóvenes con carreras universitarias que, en muchos casos, solo les llevan a la infelicidad por la dificultad para encontrar un puesto de trabajo en sectores que cada vez demandan menos incorporaciones.

Las opciones de Formación Profesional y otros ciclos de Grado Medio son una muy buena oportunidad para prepararse para un futuro que está demandando profesionales con experiencia, y no solo universitarios.

En el otro extremo del mercado tenemos a las nuevas profesiones que han aparecido, principalmente de las ramas de ciencias, y tienen una gran carencia de profesionales bien formados:

  • Programación
  • Telecomunicaciones
  • Big data
  • Inteligencia artificial
  • Biotecnología 
  • Nanotecnología

En resumen, se trata de poner en valor el proceso de aprendizaje y de estar atentos a las evoluciones del mercado, que cada vez son más rápidas y más exigentes.

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales