En nuestro país las empresas familiares son una pieza clave del conjunto de la economía y un motor importante de nuestra riqueza:

  • suponen el 89% del total de empresas privadas
  • son responsables del 57,1% del valor añadido bruto del sector privado
  • generan el 67% del empleo del sector privado
  • equivalente a 6,58 millones de puestos de trabajo
  • frente a los 3,28 millones de empleos de las empresas no familiares

Estos datos, obtenidos del estudio llevado a cabo por el Instituto de Empresa Familiar (IEF) a lo largo de dos años, muestra la importancia de la Empresa Familiar en el tejido empresarial y en el mercado de trabajo.

Además, la longevidad de las empresas familiares es de 33 años, muy por encima de la antigüedad media de las empresas españolas, que se sitúa en los 12 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

Sin embargo, solo el 8,9% de estas empresas dispone de un Protocolo Familiar y los motivos para no tenerlo son preocupantes.

Tabla Protocolo Familiar

El Protocolo Familiar es un acuerdo entre familiares socios de una empresa (tanto actuales como previsibles en el futuro) que sirve para regular la organización y gestión de la misma, establecer las relaciones entre la familia, la empresa y sus propietarios. Su objetivo es dar continuidad a la empresa de una manera exitosa en la siguiente generación.
* Fuente: Wikipedia

Es habitual que una empresa la pongan en marcha una o varias personas con la visión suficiente y el espíritu emprendedor necesario para plasmar esa visión en un modelo de negocio sostenible. Con el tiempo la empresa va creciendo y consolidándose, pasando por distintas etapas de profesionalización. Y, entonces, llega un día en el que el fundador (o fundadores) se van a retirar y alguien tiene que coger el testigo.

Además de esta situación, el resto de casos relacionados con el binomio familia-empresa que puede llegar a poner en peligro el futuro de la empresa es muy extenso, así que dejo solo una muestra:

  • La elección del sucesor
  • Las disputas entre hermanos por el poder
  • La rivalidad entre las siguientes generaciones cuando hay más de un fundador
  • Las diferencias entre los cargos ocupados o los sueldos asignados

No siempre la primera persona en la línea de sucesión tiene por qué ser la más adecuada. Sin embargo, el concepto del sucesor primogénito está muy arraigado en las familias empresarias, llevando incluso el nombre del fundador.

Protocolo-familiarComo cada familia es única, la clave para un buen protocolo familiar debería ser el consenso. El protocolo familiar no se debe imponer porque en lugar de facilitar relaciones de confianza, generará una gran falta de compromiso por parte de los que no se sientan identificados con estas reglas, que son importantes para la continuidad de la empresa, y de la que dependen muchos puestos de trabajo, tanto directos como indirectos.

  • ¿Cómo se gestionan las relaciones económicas y laborales cuando se mezclan con temas familiares?
  • ¿Quiénes son los herederos y cuál es su derecho a la sucesión?
  • ¿Cómo se reparte el patrimonio entre ellos?
  • ¿Hasta dónde deben llegar en sus opiniones los familiares políticos?

Es fundamental contar con un buen experto para establecer el protocolo familiar, que se adapte a las características, tanto de la familia como de la empresa, en un proceso que suele tener las siguientes etapas:

  1. Análisis de la familia
  2. Definición del protocolo
  3. Puesta en marcha
  4. Seguimiento

En la primera etapa se analiza la cultura de la familia, sus tradiciones, sus costumbres y su manera de hacer las cosas. A continuación se deben identificar los objetivos de cada uno de los miembros de la familia y reflejarlos en una primera versión del documento, que sufrirá variaciones conforme se lleven a cabo los debates buscando un consenso. La puesta en marcha es un momento crítico, porque no serviría de nada hacer el protocolo familiar si no se va a cumplir (he visto varios casos). Por último, en la etapa de seguimiento se comprueba si los acuerdos reflejados en el protocolo se llevan al día a día y cuál es su impacto, sirviendo al mismo tiempo para validar que los miembros de la familia se sienten identificados con él.

La estructura de un Protocolo Familiar puede variar en función del tipo de empresa y de familia, pero estos son algunos de los puntos que debería contener:

  • Una descripción detallada de las relaciones de los miembros de la familia, tanto a nivel económico como profesional, con al empresa.
  • Procedimiento de entrada y salida de nuevos socios.
  • Roles a desempeñar por los miembros d ella familia en al empresa y su remuneración.
  • Definición de los Órganos de Gobierno de la familia empresaria y su estructura.
  • Forma de llegar a los acuerdos: mayoría absoluta, simple, etc.
  • Criterios de elección del sucesor y requisitos que tiene que cumplir en cuanto a capacidades, experiencia y formación.
  • Sanciones para aquellos miembros que incumplan las normas y los acuerdos establecidos.

He trabajado con algunas empresas que disponiendo de un Protocolo Familiar lo incumplían constantemente, con el grave perjuicio que ello ocasionaba a la empresa y al equipo, además del desgaste que se producía entre los miembros de la familia, por las continuas disputas.

En otros casos, como contaba en este post, el relevo generacional, con o sin protocolo familiar, lleva un buen camino.

En resumen, que si a la responsabilidad habitual que supone dirigir una empresa, le añadimos la complejidad de la familia propietaria, el Protocolo Familiar se me antoja una herramienta fundamental para garantizar el futuro de la empresa y el de todas las personas que la componen.