Liderazgo

Aunque se ha hablado y escrito mucho sobre el Liderazgo, sigue siendo una de las asignaturas pendientes en el tejido empresarial de nuestro país.

El Liderazgo no es un tema exclusivo de las empresas, y tenemos ejemplos a diario que lo avalan en el campo de la política, el deporte e incluso la moda.

Sin embargo, me interesa especialmente el caso de las empresas por el impacto que un buen liderazgo tiene en los resultados.

¿Por qué lo llaman Liderazgo, cuando quieren decir Poder o Autoridad?

El Liderazgo sigue siendo un perfecto desconocido para muchos directivos. Aunque usan este termino para hablar de su gestión, lo que realmente hacen es ejercer el Poder y la Autoridad que su puesto les otorga.

Precisamente el verdadero Liderazgo se sitúa justo en el lado opuesto, porque el Liderazgo es principalmente servicio a los demás. La primera función del Líder es marcar el camino a seguir y la última agradecer el trabajo realizado. En el medio, el Líder debe estar al servicio de su equipo. Su misión, una vez marcado el rumbo es ayudar a las personas de su equipo a dar lo mejor de sí mismos.

Lo que habitualmente nos encontramos en las empresas suele ser lo contrario. Un Líder teórico, que se mete en todos los asuntos de la empresa, vigilando, controlando, e incluso criticando a su equipo. Transmitiendo en todo momento y a todo el mundo que la empresa funciona gracias a Él (o Ella). Que si no estuviera ocupándose de todo, las cosas no saldrían adelante.

Y precisamente lo que necesitan las personas del equipo es lo contrario, que les hagan sentirse importantes. Saber que su trabajo es útil a la empresa. Necesitan sentirse reconocidos.

Sucede que esta visión de servicio del Liderazgo es menos popular entre los directivos porque tiene menos glamour que la del protagonismo, la popularidad y la satisfacción del ego.

Dentro de ese trabajo de servicio a los demás que encarna el Líder, la parte más importante son las emociones. La Inteligencia Emocional es una de las cualidades más relevantes para su éxito.

El Liderazgo implica crear un entorno de trabajo que invite a las personas a ser su mejor “yo”; a querer seguir creciendo y mejorando. Tenemos claro que la motivación depende de cada uno y que una persona a la que hay que motivar está fuera de sitio. Si no te gusta el trabajo que haces o el lugar dónde lo haces, cambia. Sin embargo, el Líder sí que puede crear las condiciones adecuadas para que la motivación surja.

Un líder puede tener carencias y defectos; nadie es perfecto y la perfección en sí ya podría considerarse un defecto. Lo que no es compatible con el Liderazgo es el pesimismo. Una persona triste y gris jamás será un buen Líder.

Otra de las ventajas de ese espíritu de servicio como cualidad principal del liderazgo, es que puede transmitirse a toda la organización a través de cada uno de los responsables de área o departamento, que se convierten, a su vez, en líderes de sus propios equipos.

Liderazgo

En cada nivel el líder marca una meta de la que se ocupa su equipo y así, sucesivamente, siguiendo su ejemplo, se transmite a toda la estructura. De esta forma, todas las personas de la empresa están alineadas con la Meta Principal.

En este caso, lo que se consigue es que la empresa moviliza el cambio mediante el liderazgo de los directivos.

Francisco Páez

Consejero, Interim Manager y Experto en Desarrollo Personal para Directivos y Profesionales

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