Se percibe a pie de calle, pero a la gente le cuesta ver la realidad. Es como si solo se quisieran ver algunos efectos de la situación actual, mientras se ignora el problema global.

Encontramos locales que abren y cierran en cuestión de meses, o de semanas. Oficinas bancarias, zapaterías, bares … ¡Ay los bares! Nuestro país es el número uno en bares por metro cuadrado y por habitante.

Sin embargo, las personas que tienen el empuje suficiente para abrir un negocio en esta época no se preocupan por estudiar el mercado, las necesidades, la competencia, ni las oportunidades.

Suelen saber poco o nada sobre ventaja competitiva, sostenibilidad, gestión empresarial, fiscalidad o gestión de personas. Parece que montar un negocio local no necesita de estas habilidades y competencias, pero el tiempo nos pone en nuestro lugar. En la época de vacas gordas puede que no fuera crítico, pero ahora sí.

De vez en cuando hago un recorrido a pie por las principales calles y avenidas de mi ciudad para comprobar el estado de salud del comercio local y las novedades en cuanto a aperturas y cierres. Y tengo que reconocer que siempre me llevo sorpresas.

En algunas ocasiones son agradables porque descubro la apertura de un nuevo comercio y deseo que tenga mucha suerte, pero en la mayoría de los casos se trata de cierres y abandonos de locales, con la consiguiente profileración de carteles de este tipo.

A pie de calle

A pie de calle

Me llama la atención el caso de las oficinas bancarias, con departamentos de análisis de mercado a sus espaldas y mucha más gente «pensando» antes de abrir una nueva sucursal. Y sin embargo, también van cerrando a los pocos meses.

Seguimos necesitando de estas personas emprendedoras para sacar adelante nuestro país

Personas que son capaces de ilusionarse con un proyecto local y ponerlo en marcha a pesar de las perspectivas poco alentadoras. Pero también necesitamos que se formen mínimamente para llevar a cabo con éxito esos proyectos.

En la actualidad hay una oferta formativa gratuita que puede cubrir estas necesidades básicas y que se lleva a cabo desde organismos locales y nacionales, como las Agencias de Desarrollo Local de los ayuntamientos, las Cámaras de Comercio y las distintas asociaciones de empresarios.

Desde aquí quiero animar a esos emprendedores a formarse para sacar adelante sus sueños y salir de ese grupo de personas que forman una masa crítica preocupante por su larga situación de desempleo, su falta de motivación para aprender cosas nuevas y su dependencia de las ayudas del Gobierno.

Conozco muchos casos de personas que al perder su empleo han decidido «disfrutar el desempleo» porque, según dicen, «se lo han ganado». Tras dos años o más en esta situación, pensando que podían volver a trabajar cuando ellos quisieran, ahora se encuentran en una situación desesperada.

A pesar de que hay algunos sectores más sacudidos por la crisis que otros, estoy convencido de que en todos ellos sigue habiendo oportunidades y de que solo unos pocos saben aprovecharlas.

Hace un par de semanas conocí una persona muy interesante, por su experiencia (a pesar de su juventud) y por su carácter, que también se dedica a la consultoría de Business Intelligence pero en grandes proyectos. En nuestro primer encuentro recuerdo particularmente una frase suya que me llamó la atención:

Mis clientes no tienen crisis, ni la han tenido

Yo también considero que es una cuestión de actitud, principalmente.

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